No hay respuestas correctas a las preguntas que nunca debieron haberse hecho. Ni a las nunca hechas.
Hay preguntas que no deberían haber existido en ninguna de las vidas pasadas ni futuras. No hay respuesta correctas que respondan las preguntas existenciales que nos hacemos.
A veces ni siquiera hay preguntas.
A veces, solo a veces, solo hay verdades.
Esas que calan hondo en la conciencia. Que remueven recuerdos. Que mezclan sentimientos.
Verdades incómodas, silenciosas.
Verdades que gritan mentiras, que se esconden detrás de las máscaras que lloran pasado