PARACAÍDAS

Yo pienso que el amor es como un paracaídas. Cuando lo tenemos, nos da la seguridad necesaria para arriesgarnos, para lanzarnos desde el precipicio y volar sin miedo hacia lo desconocido.

Nuestro paracaídas está siempre a nuestro lado; nos acompaña y nos cuida.

Y estamos seguros.

Pero resulta que, a veces, de tan acostumbrados que estamos a tenerlo, nos olvidamos de que está. Dejamos de cuidarlo tanto, e inclusive, a veces, nos olvidamos de que está con nosotros, espalda con espalda.

Y en la inercia de la vida, de repente no nos damos cuenta de que estamos cayendo… y que lo necesitamos. Tratamos de pedirle auxilio, de que nos salve. Pero no abre. Y nos estrellamos.

Y entendemos todo.

Caemos en la cuenta de que estábamos tan seguros de que siempre iba a estar, que lo descuidamos. Y terminó por romperse. Ya no abrió más. Porque lo que no se cuida, termina por quebrarse.

¿TE GUSTÓ ESTE RELATO? SEGUÍ LEYENDO

Reencontrarse

A veces necesitamos que tiemble el mundo para descubrir que, en realidad, no estaba todo en orden. Que se muevan todas las estructuras, que se

Leer

No hay

No hay respuestas correctas a las preguntas que nunca debieron haberse hecho. Ni a las nunca hechas. Hay preguntas que no deberían haber existido en

Leer

ABRAZARNOS

Hay una esperanza perdida que nos empuja a soltar las cuerdas que nos mantienen erguidos, para volver a lo más primitivo de la existencia. Nos

Leer