Deshojando

Se pregunta si ya la habrá olvidado. Si su imagen efímera habrá desaparecido de sus retinas, si el sabor de sus besos se había convertido ya en ácido.
Ella quería perdurar, como el recuerdo del primer amor que permanece intacto en los sentidos, por haber sido el que precedió a todo sentimiento. La magia indeleble de haber dejado en el cuerpo y el alma la enseñanza de sentir.
El karma era el recuerdo, que llevaba consigo en sus espaldas, con todo el peso de los errores. No poder dejar atrás imágenes de espanto, de gritos y llanto. Era la película de terror que se repite incesantemente en el autocine de su memoria.
Botellas vacías, rotas por doquier. Libros a medio leer, vasos a medio tomar, frases inconclusas. Miles de palabras desordenadas en papeles anárquicos que decoran el suelo. No hay orden. Se esconde en el anonimato de las grandes urbes, donde no es más que un punto suspensivo en el libro de cuentos de un niño, que su madre lee antes de irse a dormir.
Pétalos intentando responder a la pregunta más primitiva y elemental: ¿me recordará?

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